Los pavimentos que se usan para construir carreteras no se pueden elegir a la ligera. De sus características dependen aspectos como la seguridad de los conductores e incluso el que se puedan evitar averías a largo plazo en los vehículos, por lo que su elección debe ser bien pensada.

Es por ello también que existen varias opciones a la hora de elegir un pavimento, siendo el rígido una opción adecuada para algunos casos concretos.

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 Coche aparcado en una propiedad privada

¿Cómo es el pavimento rígido?

Si los pavimentos flexibles se construyen en varias capas combinando diferentes materiales, los rígidos se presentan como grandes losas que llegan al lugar en el que se tienen que instalar listos para ser colocados. El material que se emplea fundamentalmente para su fabricación es el hormigón de cemento portland. Este da grandes propiedades en lo que a dureza y tracción de los vehículos se refiere, por lo que su uso está estandarizado.

El pavimento rígido se apoya directamente sobre el suelo por el que pasa la vía de la que va a formar parte, por lo que no existen diferentes capas en su construcción. Es más, no son necesarias, ya que todo el esfuerzo del trabajo producido por la rodadura de los vehículos es absorbido por la placa de pavimento rígido, algo que no sucede con los tipos de asfalto flexible.

La rigidez de este tipo de pavimento hace que las deformaciones sean menores. Esto puede ser una ventaja en algunos lugares. Eso sí, las sensaciones a la hora de conducir son peores que sobre los compuestos flexibles, ya que éstos se acaban adaptando al tipo de vehículo que cruza su superficie.

Pero de esta característica se desprende una de las grandes ventajas de este tipo de pavimento: tienen una gran vida útil. Si los asfaltos flexibles llegan a durar unos 20 años sin problemas, los rígidos, siempre que estén instalados en sitios con condiciones adecuadas, son capaces de superar este tiempo.

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Ventajas e inconvenientes de los pavimentos rígidos

Hablando de sus ventajas, ya hemos visto que este tipo de pavimento cuenta con una mayor vida útil que los flexibles, por lo que esta debe ser una primera ventaja a tener en cuenta que, además, va unida a un menor coste de mantenimiento.

No obstante, no todas las características de estos pavimentos son igualmente ventajosas, por lo que su uso se debe considerar de forma detenida. El pavimento rígido también tiene desventajas. Por ejemplo, se sabe perfectamente que estos pavimentos son menos seguros que los flexibles; especialmente si están pulidos, ya que esto hace que la tracción de los vehículos sobre su superficie sea mucho menor. Es más, dada su colocación en losas, este asfalto debe tener juntas, lo que hace también que se pierda parte de la tracción en algunos tramos e incluso que se produzca un desgaste del neumático mayor en algunos puntos. Junto con ello, hay que pensar que se trata de pavimentos que no responden demasiado bien a algunos agentes climatológicos. Por ejemplo, la drenabilidad en casos de lluvia intensa es mucho menor que en los asfaltos flexibles, ya que estos, por su misma configuración, son capaces de evacuar buena parte del agua que reciben transmitiéndola a las diferentes capas que los componen.

Teniendo todo esto en cuenta, es evidente que el pavimento flexible se elige de forma mayoritaria en muchas carreteras. Eso sí, el rígido aún sigue teniendo bastante uso en algunas zonas concretas, como un parking o vías especiales, dadas sus especiales características.