Ni los pavimentos rígidos ni los flexibles son perfectos. Ni siquiera son capaces uno frente a otro de presentar ventajas definitivas que hagan que el uso de uno de ellos sea mayoritario. 

Sin embargo, lo que sí que es cierto es que se pueden obtener compuestos capaces de contar con las ventajas de cada tipo de asfalto. Esto se hace combinando de una forma especial algunos tipos de pavimentos asfálticos y rígidos. La combinación es lo que da lugar a los pavimentos semirrígidos que se usan en algunos espacios concretos debido a las características que poseen.

Índice:

Pavimento semirrigido

¿Cómo es un pavimento semirrígido?

Este tipo de pavimento es una fusión de otros más comunes.

En la mayoría de los espacios se suelen instalar o bien pavimentos rígidos o bien flexibles. Éstos últimos son los más comunes debido a una serie de ventajas que van desde su capacidad para adaptarse al tráfico de gran volumen a su escaso mantenimiento.

Sin embargo, hay veces en las que merece la pena crear asfaltos más completos que cuenten con la combinación de los dos tipos de pavimentos más generales. Es en esos momentos en los que se combina una base de tipo rígido con una cubierta asfáltica que aporta flexibilidad al pavimento consiguiendo que los grandes vehículos, tan pesados como pueden llegar a ser los aviones de pasajeros, no terminen por romper la superficie que usan para rodar.

El pavimento semirrígido se construye de forma muy sencilla. Una vez que se alisa y se compacta el terreno sobre el que va a ir la vía, se instalan las placas de cemento portland. Este es el compuesto más empleado para crear pavimentos rígidos, pero también para ser la base de aquellos que van a ser semirrígidos. Sobre las placas de hormigón, se aplicará una cobertura asfáltica similar a la que se emplea en las carreteras que están hechas de pavimentos flexibles. 

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Las claves de la combinación

Como se puede ver por la anterior descripción, la combinación de pavimentos nos lleva realmente a tener una capa flexible en la parte más exterior y otra que contará con el pavimento rígido que se emplea de forma común en muchos lugares.

¿Qué se consigue combinando ambos materiales?

Por un lado, la base rígida dará una tremenda consistencia al firme, algo que se consigue con los pavimentos de tipo rígido que se usan para las carreteras convencionales. Sin embargo, este tipo de material presenta problemas para la rodadura de vehículos convencionales, ya que no permite un movimiento suave y fluido de coches o motos. Para evitar este último problema, se añade una capa flexible sobre el pavimento rígido. Con esta se va a evitar el problema que antes hemos visto sin tener que renunciar en absoluto a la capacidad de resistencia que tienen los materiales rígidos ante las cargas de tensión y trabajo más elevadas.

Eso sí, la combinación dista de ser perfecta e incluso no es aconsejable en muchos lugares. Los motivos son claros. El compuesto asfáltico se degrada a una gran velocidad si no cuenta con los materiales granulados que se usan en las carreteras para darle mayor solidez. De esta forma, los espacios en los que se usa el compuesto semirrígido obligan a un mantenimiento mucho más frecuente de la capa más externa elevando los costes que son necesarios asumir para que el firme esté en perfecto estado.