Escape libre: funcionamiento y reglamentación
Los sistemas de escape son fundamentales en cualquier vehículo que cuente con un motor de combustión interna, ya que se encarga de eliminar los gases que se generan durante la explosión del combustible.
Pero el escape es mucho más que un simple conducto para eliminar los gases. En su disposición intervienen numerosas piezas y, entre ellas, las encargadas de minimizar el sonido de la explosión. Cuando se habla de escape libre, lo que falta es precisamente este sistema de silenciado.
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Efectos del escape libre
A efectos prácticos, el escape libre no supone ninguna diferencia ni positiva ni negativa. Conducir en estas condiciones es algo que se llevará a cabo de forma similar a la que se hace con el escape convencional.
Tampoco se contamina más con esta modificación mecánica. Los niveles de partículas que se generan en el interior del motor se mantienen invariables con o sin el escape libre, por lo que esto tampoco se verá afectado.
Lo que sí que cambiará es el sonido del vehículo. Al eliminar el silenciador de explosiones, los decibelios emitidos por el motor no serán amortiguados en el sistema de escape, por lo que se generará una contaminación acústica excesiva que molestará al resto de usuarios de la vía.
Sanciones por conducir con escape libre
Tanto en coches como en motocicletas, llevar el escape libre se convertirá en objeto de sanción por parte de las autoridades. Basta con que un agente de tráfico detecte esta infracción para que el conductor sea multado.
Las multas irán desde los 600 euros por generar una contaminación acústica excesiva hasta otra serie de añadidos dependiendo de factores como el haber modificado de forma ilegal la mecánica del coche.
Al margen de todo esto, hay que tener muy en cuenta que los vehículos con escape libre no van a pasar en ningún momento la ITV, algo a tener en cuenta y que tendrá consecuencias para quien realice la modificación que hemos explicado.