Las características del cristal del coche

Cualquier tipo de vehículo que tenga un habitáculo cerrado debe proporcionar un nivel de confort alto en su interior y ofrecer la mayor visibilidad del exterior para que la conducción pueda ser completamente segura.

De ello se encarga el cristal del coche. Éste, que también se conoce como parabrisas o luna, tiene una serie de misiones muy concretas sin las que sería imposible conducir en las condiciones de seguridad y comodidad que todo conductor necesita.

Resumen:

Disminución del campo de visión del coche.

¿Dónde se instalan los cristales del coche?

Normalmente la distribución de los cristales suele tener un reparto bastante uniforme en todo el vehículo. Las piezas más importantes son sin duda la trasera, que ocupa la zona posterior del coche para garantizar la visibilidad de los vehículos que circulen a la espalda del conductor, y la delantera, por la que ve el conductor.

Es más, esta última pieza, la del cristal delantero, es la más importante de todas. Debe contar con un nivel de visibilidad óptimo para que el conductor pueda dirigir el vehículo durante la marcha sin ningún tipo de problema. Además, debe ser muy resistente a los impactos para que en caso de accidente no salten trozos hacia el habitáculo, algo que sería realmente peligroso.

El resto de los cristales son los que se sitúan en cada una de las puertas, es decir, las ventanillas. Estos pueden ser móviles o fijos, algo que sucede con mucha frecuencia en los vehículos de tres puertas, aunque esto no cambia en absoluto su composición.

En resumen, los cristales del coche son:

  • El cristal delantero, parabrisas o luna.
  • El cristal trasero o luneta.
  • Las ventanillas
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Las características del parabrisas del coche

Para cumplir con sus diferentes cometidos, los fabricantes de cristales para lunas deben tener presentes una serie de características que no pueden faltar en ninguno de sus modelos de coche.

La primera es, como dijimos, que el cristal de la luna no se rompa con facilidad, y de hacerlo, que no se fragmente en pequeños pedazos, ya que, en caso de accidente, estos podrían convertirse en proyectiles muy peligrosos para los pasajeros del vehículo.

Asimismo, un cristal de coche debe contar con capacidad para aislar térmicamente el habitáculo del coche. Si el cristal no ofrece esta característica, el aumento de temperatura en el interior puede convertirse en una situación peligrosa por la falta de comodidad que se vivirá.

Por último, el cristal del parabrisas debe garantizar la mayor capacidad de visión. Es importante que se usen materiales que no distorsionen las formas y que no tengan ningún tipo de opacidad que dificulte la visión, dos aspectos que son claves para la seguridad de los conductores.

Línea continua adosada a discontinua

El material empleado en el cristal para coches

Para cumplir con todas las características que antes hemos expuestos, los fabricantes de cristales han desarrollado una composición que hoy es la que se emplea mayoritariamente en las lunas de los coches. Se trata del vidrio laminado, un tipo de cristal que vino a sustituir al templado que se usaba antes.

El problema del cristal templado es que se partía en numerosos trozos creando las situaciones de peligro que antes describimos. El laminado está compuesto por dos capas de cristal y una intermedia de un tipo de plástico. Esta estructura hace que el cristal se agriete con los impactos, pero hace muy complicado que sus fragmentos lleguen a desprenderse evitándose la situación de peligro que esto conllevaría.

Además, su resistencia a los impactos, su nivel de visibilidad y la capacidad que tiene para aislar térmicamente el interior del habitáculo son otras razones por las que hoy es el material que se elige de forma preferente.