Los vehículos que funcionan con electricidad

La electricidad, la misma que se emplea para iluminar los hogares o para mantener encendido un ordenador, ha comenzado a implementarse de forma masiva como combustible en los vehículos. La tecnología de los motores eléctricos se conoce desde hace bastante, aunque no ha sido hasta ahora cuando las firmas constructoras han empezado a emplearla de una forma cada vez más decidida.

Pero además de su eficiencia energética, estos vehículos cuentan con una serie de ventajas añadidas como la sencillez de su mecánica o su bajo nivel de emisiones que han convertido a la electricidad en el combustible favorito de muchos.

Resumen :

El vehículo eléctrico

La electricidad alimenta motores eléctricos que tienen una mecánica sencilla en términos relativos si se la compara con la que necesitan los tradicionales motores de explosión. El motivo en parte es que la electricidad no genera las altas temperaturas que sí producen la gasolina o el diésel, por lo que los motores que la aprovechan no requieren ni de elementos de refrigeración ni de otros.

El motor de electricidad está compuesto de una forma muy básica por dos piezas. Una está completamente fija y recibe la electricidad creando potentes campos magnéticos en torno a una segunda pieza móvil que se mueve por acción de estos campos y transmite la inercia como haría cualquier otro motor.

La energía eléctrica se acumula en una serie de baterías dispuestas normalmente en el suelo del vehículo para aprovechar el espacio. Estas baterías cada vez tienen mayores capacidades, lo que consigue que los vehículos ofrezcan una autonomía que cada vez iguala más a la de un tanque de combustible convencional.

Unida a estas baterías se encuentra un convertidor de corriente y una toma. Esta última es la encargada de permitir el repostaje como lo haría la boca para insertar la manguera de combustible en los vehículos convencionales, solo que aquí tiene la forma de un enchufe. Pero la recarga de las baterías no solo se produce de forma externa, ya que el propio motor puede generar energía a través de sistemas como el de frenado consiguiendo una mayor eficiencia energética.

Cargar un vehículo eléctrico

Ventajas de la electricidad

Actualmente, es imposible encontrar un combustible para vehículos de uso personal que sea más eficiente que éste. El gasto medio por llenar las baterías con electricidad puede llegar a quedarse en la mitad de lo que cuesta un depósito de combustible fósil y el kilómetro recorrido termina siendo mucho más económico con esta tecnología.

Asimismo, estos vehículos cuentan con un sistema de carga rápida que ha eliminado uno de los problemas fundamentales del repostaje: su tiempo excesivo. Ahora, en cuestión de pocos minutos se pueden tener las baterías completamente cargadas siendo cada vez más normal encontrar puntos de conexión en muchas estaciones de servicio convencionales que se están adaptando a este nuevo combustible.

Como ya apuntamos antes, la mecánica que posibilita la electricidad es mucho más sencilla. No se genera demasiado calor ni fricción, algo que también explica el funcionamiento extremadamente silencioso de los motores eléctricos en comparación con los de combustión tradicionales.

Y, por último, las emisiones son prácticamente nulas. Hoy la electricidad es el combustible ecológico por excelencia, ya que su uso en vehículos particulares no genera prácticamente ningún tipo de contaminación atmosférica, lo que explica que sean muchos los gobiernos y entidades de tráfico que están creando planes específicos para que los conductores abandonen los motores de explosión y se decanten por unidades alimentadas con electricidad.

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