Conducir es siempre una actividad sujeta a riesgos. Más aún cuando las condiciones atmosféricas no son las ideales, y es que la lluvia o cualquier otro elemento puede crear situaciones bastante peligrosas.

Una de ellas es el aquaplaning. Este efecto viene motivado por la presencia de agua en la carretera, especialmente cuando se crean grandes balsas y se circula a altas velocidades. 

En estos casos, el vehículo puede perder por completo el contacto con la carretera perdiendo con ello su tracción y siendo muy complicado mantener el control sobre la marcha. Esta conjunción de factores es extremadamente peligrosa en todos los casos.

Resumen:

Las condiciones externas que favorecen el aquaplaning

Para que el aquaplaning se produzca, se deben dar una serie de circunstancias en la vía que aumentan sus posibilidades y que los conductores deben conocer para estar alerta ante el riesgo de perder el control del vehículo.

La primera de todas será la intensidad de la lluvia. Si bien es cierto que cualquier cantidad de agua ya resta fricción y tracción al vehículo, las precipitaciones bajas o moderadas no deberían ser suficientes para provocar el aquaplaning. Sí lo es cuando la lluvia alcanza intensidades muy altas, momento en el que se debe estar atento a cualquier otra señal de peligro.

Estas proceden del asfalto, y es que el firme no siempre está en condiciones óptimas. Las carreteras hechas de asfalto son más peligrosas en este sentido que las de hormigón y la inclinación de la carretera, algo que se hace para evacuar el agua, es también muy importante.

Otro detalle en el que hay que fijarse es en la presencia de badenes causados por obras o desgaste de la carretera, ya que es en estos lugares donde el agua tiende a acumularse de forma más peligrosa.

Vehículo perdiendo tracción

Factores del vehículo que aumentan las posibilidades de aquaplaning

Pero no solo la climatología y el estado de la carretera pueden aumentar la posibilidad de sufrir este problema en la carretera. El estado del vehículo, especialmente el de sus ruedas, es algo vital para minimizar o aumentar las probabilidades de sufrir un percance por el agua acumulada en la carretera.

El desgaste del dibujo del neumático es fundamental aquí. Los surcos de las gomas nuevas están pensados precisamente para evacuar el agua manteniendo a las ruedas en contacto con la carretera, por lo que circular con un neumático desgastado es algo que puede convertirse en una acción muy peligrosa.

Asimismo, hay que controlar que los neumáticos tengan la presión adecuada y que el mantenimiento de otros elementos como los amortiguadores y los frenos sea el correcto, ya que de lo contrario aumentan las posibilidades de sufrir aquaplaning en la carretera.

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Qué hacer en caso de aquaplaning

Lo fundamental es mantener la calma, aunque esto es complicado cuando un conductor, especialmente en el caso de tener poca experiencia, experimenta la repentina falta de tracción del vehículo con la carretera.

Un vehículo que esté atravesando por una zona en la que hace aquaplaning no tendrá contacto con la superficie de la carretera, así que no se debe intentar realizar ninguna maniobra. Lo único que se debe hacer es sujetar el volante con firmeza y levantar suavemente el pie del acelerador para que sea el agua la que frene al vehículo por acción del peso de este.

Acelerar o frenar en esta situación es peligroso, y aún más lo es intentar girar el volante, acciones todas ellas que pueden terminar en accidente.