¿Cómo se comportan los niños en el entorno del coche?

Los núcleos poblados son espacios en los que se pueden presentar numerosos peligros para los conductores. Peligros que vienen acompañados de responsabilidades, ya que son espacios en los que hay personas que pueden interferir con el estado del tráfico.

Una de estas situaciones, a la que más atención hay que prestar, es a la posibilidad de que haya niños en el mismo entorno del coche. En estos casos, cualquier precaución será poca, ya que los pequeños no suelen tener la misma noción del peligro que los adultos y, además, no conocen bien las normas de tráfico de la zona en la que se encuentran.

Resumen:

Niña en silla en el asiento trasero del coche

Zonas de especial atención

Si bien cualquier parte de un poblado es susceptible de presentar el riesgo de tener a niños en el entorno del vehículo, hay algunas partes en las que esta situación se vuelve mucho más peligrosa que en otras. Hablamos de áreas como las inmediaciones de colegios e institutos, zonas adyacentes a parques infantiles y lugares cercanos a cualquier espacio en el que los niños se reúnan como guarderías o centros infantiles de ocio.

En muchos casos, las propias autoridades de tráfico señalizan estas zonas para que los conductores puedan tener en cuenta los riesgos que existen en determinada vía. Esta señal viene representada como un triángulo de bordes rojos y fondo blanco en el que se incluye un pictograma negro en el que aparecen niños jugando.

La señal no obliga a acometer ningún tipo de acción, pero sí que es importante tenerla en cuenta y extremar las precauciones en la medida de lo posible. No se debe perder de vista que estas señales se colocan en sitios en los que la presencia de niños va a ser muy alta, por lo que el riesgo de poder tener a uno en el entorno del coche es también muy importante.

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Precauciones para cuidar a los niños

El conductor debe hacerse responsable en todo momento de la presencia de niños en el entorno de su vehículo. Esto es fundamental porque siempre hay que tener en cuenta que los pequeños no tienen porqué tener la noción de los peligros que entraña un vehículo ni cómo se comporta este cuando está en marcha.

De esta forma, lo más aconsejable de todo lo que se puede hacer para intentar proteger a los niños es reducir la velocidad cuanto se pueda. Circular en zonas con presencia infantil a unos 30 km/h puede ser más que suficiente para tener el tiempo suficiente de reacción y evitar un accidente con los niños. A 50 km/h, la velocidad estándar en muchos núcleos poblados, el riesgo aumenta de forma considerable, por lo que los peligros serán mayores.

Asimismo, se debe tener especial atención a la zona delantera del coche y a posibles avisos que indiquen que un niño puede aparecer en la calzada de forma repentina. Se ha demostrado también que llevar las luces de posición encendidas pese a que no sea necesario es algo que aumenta la visibilidad del vehículo, por lo que puede convertirse en una buena estrategia para que los niños identifiquen al vehículo rápidamente.