¿Qué es el sensor de lluvia y cómo funciona?

El sensor de lluvia es un dispositivo incluido en algunos modelos de vehículos que se encarga de activar el sistema de limpiaparabrisas cuando detecta que las lunas están mojadas. Se trata de una tecnología que se lleva usando desde hace décadas, aunque su popularización es más reciente.

Actualmente, casi todos los vehículos cuentan con este tipo de sensor, aunque los vehículos de gamas bajas aún lo siguen ofreciendo como un extra, que puede ser adquirido o no. En cualquier caso, es una excelente herramienta para conducir en condiciones meteorológicas con lluvia.

Resumen:

Otros avances.

La tecnología tras el sensor de lluvia

Los primeros modelos de este tipo de dispositivos no eran del todo eficientes. Funcionaban con un pequeño depósito que al llenarse de agua hacía que los limpiaparabrisas se activaran. Sin embargo, lo cierto es que esta tecnología no era para nada efectiva debido a los movimientos del coche y a otros problemas.

Por ello, los sensores de lluvia actuales cambiaron este sistema por uno más sofisticado. En los vehículos más modernos, el sensor emite un haz de luz invisible para el ojo humano que está siempre actuando sobre el cristal delantero del coche.

Esta luz, que se emite en un ángulo de 45 grados, es emitida y recibida una y otra vez por el sensor. En caso de que haya agua sobre el cristal, esta absorberá parte de la luz emitida y la cantidad de luz que vuelva al sensor será menor de lo que debería. Ante esta situación, el sensor interpreta que el cristal está mojado por efecto de la lluvia y pone en funcionamiento de forma automática los limpiaparabrisas sin que el conductor tenga que realizar ningún tipo de acción.

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La intensidad de los limpiaparabrisas

Basándose en la cantidad de luz que vuelve al sensor de lluvia, éste es capaz de determinar la cantidad de agua que hay sobre el parabrisas y, por lo tanto, puede activar el sistema de limpiaparabrisas con una intensidad u otra dependiendo del caso. Así, la automatización del sistema queda completa, ya que el conductor no tendrá ni que activar los limpias ni regular su intensidad.

La contraparte es que puede que el sensor no termine de ajustar la intensidad de este dispositivo de una forma que resulte cómoda para el usuario. En este último caso, el conductor siempre puede manejar de forma convencional los limpiaparabrisas, ya que su uso no está restringido ni mucho menos al control automático que lleve a cabo el sensor, quedando siempre la opción de usar los mandos físicos situados en el puesto de conducción.