¿Para qué sirven y cómo funcionan las ruedas directrices?

Las ruedas directrices de cualquier vehículo son las encargadas de permitir que el conductor pueda cambiar el sentido de la marcha y adaptarse a la orientación de la vía durante la conducción. De ahí que sean fundamentales y que se encuentren presentes tanto en los modernos automóviles como en los vehículos más antiguos de los que se tiene constancia.

Por regla general, las ruedas directrices están situadas en el eje delantero de los vehículos. Esto se debe a que el sistema de dirección es mucho más estable si se emplea desde aquí, ya que el giro de las ruedas traseras manteniendo las delanteras fijas condiciona mucho la maniobrabilidad de cualquier vehículo.

Con todo, también hay vehículos para situaciones especiales que incorporan ruedas directrices en todos y cada uno de sus ejes. Eso sí, como hemos apuntado, se trata de una minoría de modelos y suelen ser aquellos que se destinan a tareas tan especiales como la conducción sobre nieve o sobre otros terrenos complicados.

Resumen :

Ruedas motrices en taller

El sistema directriz

Tal y como ha quedado claro en la introducción, el sistema directriz es el que se encarga de determinar la dirección de la marcha de cualquier vehículo. Podemos hablar, por tanto, de que es el último peldaño dentro del sistema de dirección del coche, un sistema en el que entran en juego más elementos.

Para empezar, estas ruedas se moverán en consonancia con los movimientos que el conductor haga desde el volante del coche o desde los mandos de dirección que el vehículo incorpore. Con su manipulación, el conductor hace que estas ruedas giren en un determinado sentido permitiendo que el vehículo avance a través de una zona concreta.

El movimiento del volante no se aplica directamente a las ruedas. Este pasa por un sistema de dirección, existen varios actualmente en el mercado, que transforman los movimientos de los mandos en una acción real en el eje motriz.

La precisión es fundamental en el funcionamiento de este sistema. Es más, cualquier pequeño detalle como el desequilibrio de las ruedas puede afectar significativamente en la dirección de la marcha y convertirse en una fuente de riesgo para los conductores y el resto de usuarios de una vía.

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Dirección y motricidad

La mayoría de los vehículos que se encuentran hoy circulando por las carreteras disponen de su eje directriz en las ruedas delanteras del coche. Asimismo, este es el eje que normalmente se suele emplear para que el par motor llegue a las ruedas y se transforme en la fuerza que permite la marcha de los vehículos.

Es decir, en los vehículos modernos suelen coincidir tanto el sistema directriz como el motriz en un mismo eje. Esto ha dado una gran cantidad de ventajas como un mayor control en la marcha evitando problemas de deslizamiento involuntario de los vehículos sobre el suelo.

Que sea el sistema habitual hoy día no significa que lo haya sido siempre. Es más, los coches construidos durante buena parte del siglo XX solían tener el eje directriz en la parte delantera y el motriz en la trasera. El motivo no era otro que la complejidad de unir los dos sistemas en un mismo eje, algo que se consiguió por superar.

Otro de los adelantos que más han ayudado al sistema directriz del coche es el de la dirección asistida. Este no cambia nada en el eje, pero sí que da a los conductores la oportunidad de realizar sus maniobras aplicando una menor fuerza para ello.

Rueda delantera coche