¿Cómo funciona el sistema de doble embrague?

Las carreteras españolas no son un lugar en el que los coches de cambio automático tengan una presencia mayoritaria, aunque lo cierto es que esto está cambiando en los últimos años debido a sistemas que mejoran la conducción.

Uno de ellos es el de doble embrague o DCT, como se conoce al sistema por sus siglas en inglés. Cada vez son más los coches y los vehículos de grandes dimensiones como camiones que lo incorporan por su ahorro de tiempo y combustible y por tener un funcionamiento sencillo e intuitivo.

Resumen:

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Cómo funciona el sistema

Explicado de una forma sencilla y sin entrar en tecnicismos, se puede decir que el sistema de doble embrague es la suma de dos embragues manuales controlados por la centralita electrónica del vehículo.

Lo que hace el sistema es tener listas la siguiente marcha que utilizará el vehículo para que esta se active en cuanto se pueda. Es decir, además de la marcha que se esté usando en un momento determinado, el segundo embrague tendrá lista la siguiente para que esta se pueda situar como la activa en décimas de segundo en cuanto el conductor lo considere oportuno.

El control del sistema lo lleva, como hemos dicho, la unidad central del coche. Midiendo una serie de variables como la situación del pedal del acelerador o el aumento o disminución de la velocidad, la centralita es capaz de decidir si la marcha que preparará para que entre cuando el conductor lo solicite será la inmediatamente superior o la inferior no teniendo que hacer el conductor nada al respecto.

De esta forma, basta con activar el sistema para que el cambio de marchas adecuado se produzca en un lapso de tiempo casi imperceptible, lo que hizo que este sistema se empleara antes que en ningún otro lado en los modelos de competición automovilística.

Palanca de doble embrague

Ventajas e inconvenientes

El sistema de doble embrague está siendo uno de los más populares incluso entre conductores que no confiaban en su momento en los cambios de marcha automáticos. El motivo de ello se encuentra en las ventajas que arroja, que no son pocas.

Por ejemplo, ya hemos citado el tiempo en el que el vehículo consigue cambiar de marcha. Este es prácticamente imperceptible consiguiendo que la conducción sea mucho más cómoda y fluida. Por esto, no es de extrañar que este sistema sea muy usado en grandes deportivos de lujo que quieren transmitir una continuidad en la marcha que asegure la mayor sensación de potencia.

Pero los tiempos reducidos de cambio de marchas tienen otras ventajas. Para empezar, la pérdida de velocidad por esta acción es mínima e imposible de conseguir para otros sistemas más clásicos. Asimismo, la pérdida de combustible por el cambio de una marcha a otra también se reduce considerablemente, por lo que se puede decir que los vehículos que incorporan este sistema cuentan con un mayor rendimiento en lo que a eficiencia se refiere.

En cuanto a sus desventajas, lo cierto es que no son muchas. Una vez que el conductor se ha hecho con el manejo del sistema, lo que no es nada complicado, los únicos peros que se le pueden poner al doble embrague es que sus averías son más costosas y complicadas de reparar que las de un sistema de cambio de marchas convencional. Sin embargo, estas no son habituales, por lo que este problema no es ningún inconveniente para que cada vez se emplee más este sistema en todo tipo de vehículos.