No todos los elementos de un vehículo están pensados para el funcionamiento del mismo o para que la mecánica se mantenga en perfecto estado. Hay muchos otros que tienen que ver con la seguridad y el bienestar de los ocupantes y usuarios del modelo en cuestión.

Salta a la vista que esto es lo que sucede con los asientos o los cinturones de seguridad, por ejemplo. Sin embargo, hay otros que no son tan evidentes y uno de ellos es el filtro de polen, del que vamos a hablar a continuación.

Índice:

Filtro

¿Qué es el filtro de polen?

El filtro de polen, también conocido como filtro antipolen o del habitáculo, es un elemento que ya se monta en la mayoría de los vehículos que salen del concesionario, debido a que aporta una serie de ventajas indiscutibles si se tiene en cuenta que es un elemento con un precio más que reducido.

Así, el filtro de polen, que no es más que un sistema de capas filtrantes, se encuentra en la entrada de aire del habitáculo. Como es evidente y dada la estanqueidad de los actuales vehículos, el habitáculo debe estar perfectamente ventilado con aire del exterior para que los ocupantes puedan respirar.

El problema es que este aire del exterior viene cargado de polvo, polen y otros agentes nocivos en suspensión que podrán afectar a la respiración de las personas. Para evitar que estos agentes entren en el vehículo es para lo que se colocan los diferentes filtros de polen, ya que éstos son capaces de evitar que el habitáculo se llene de agentes peligrosos para la salud.

El filtro de polen es importante para todos. Sin embargo, los que más tienen que vigilar su estado son todos aquellos que sufran problemas respiratorios como las personas con alergias o con asma, ya que son los que más incomodidades podrían sufrir de un mal estado del filtro.

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¿Cuándo sustituir el filtro de polen?

La sustitución del filtro de polen es algo que puede realizar el mismo conductor, aunque los talleres no suelen cobrar demasiado por ello.

Para advertir cuándo es necesario cambiar el filtro solo hay que echar un ojo a este accesorio. Si su superficie se encuentra completamente oscurecida por las partículas de polvo, entonces es mejor cambiarlo para evitar inconvenientes.

Ahora bien, aunque el estado exterior del filtro parezca bueno, lo cierto es que estos elementos tienen una vida útil limitada que no tiene que reflejarse obligadamente en su apariencia. Por ello, cualquier especialista en mecánica aconsejará cambiar el filtro de polen una vez al año o cada 15.000 km como mucho.

La sustitución se puede hacer eligiendo filtros convencionales o de carbón activado. Éstos últimos son un poco más caros, pero también son capaces de evitar que los gases contaminantes de otros vehículos entren en el interior del habitáculo. Ésta última característica los hace muy valiosos, especialmente en los modelos que circulan en ciudades y que suelen estar rodeados de los humos tóxicos generados por otros vehículos.