Los sistemas de escape son fundamentales en todos los vehículos con motores de combustión interna. En éstos, los gases generados por la unidad de potencia deben ser liberados al exterior, algo de lo que se encargan los tubos de escape.

Sin embargo, la misión de éstos es más compleja que el simple hecho de eliminar los gases. También tienen como objeto reducir la contaminación y los ruidos que el motor genera, por lo que son piezas muy sensibles en el conjunto de la mecánica. Ahí es donde entra en juego el escape libre, una modificación completamente prohibida por las autoridades.

Índice:

Tubo de escape de una motocicleta

¿Qué es el escape libre?

El escape convencional, tal y como se usa en coches y en motos, está compuesto por distintas piezas que tienen diferentes objetivos. Las hay que canalizan los gases desde el motor; otras que se encargan de filtrar los compuestos contaminantes para evitar que éstos pasen a la atmósfera; y otras que, por último, eliminan buena parte de los ruidos que genera el motor en su funcionamiento habitual.

Estos últimos son conocidos como silenciadores y son especialmente importantes en las motocicletas. En éstas, el recorrido desde el motor al escape es mínimo, por lo que se trata de vehículos que pueden llegar a generar volúmenes de contaminación acústica bastante importantes.

Sin embargo, los silenciadores también lastran en parte el rendimiento neto en términos de potencia de las unidades de motor. Muchos usuarios desean evitar este inconveniente, por lo que se lanzan a una modificación que elimine los silenciadores con el fin de alcanzar el total rendimiento del vehículo.

Lo único que se consigue con esto es eliminar una de las partes fundamentales del sistema de escape de los vehículos; pero la recompensa en términos de velocidad es mínima y las molestias causadas en cuanto a contaminación acústica son máximas.

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¿Qué sucede si se circula con escape libre?

Lo primero es que no habrá nada que se interponga entre el exterior y el ruido generado por un motor de combustión interna en su normal funcionamiento. Esto significa que los decibelios emitidos por el vehículo aumentarán de forma significativa resultando muy incómodo para todo el que se encuentre en los alrededores del vehículo que circule de esta forma.

Es cierto que se puede ganar algo de potencia debido al tratamiento interno de los gases. Sin embargo, esto no es algo demasiado significativo y no debería ser en absoluto importante en vehículos como los ciclomotores que tienen muy limitada la velocidad máxima a la que pueden circular.

De todo esto se desprende algo evidente: circular con el escape libre es algo que aporta pocos beneficios y que, además, contraviene la mecánica de los modelos en los que se practica esta modificación. De ahí que sea una de las prácticas más perseguidas por las autoridades, siendo incluso un motivo para no conseguir una evaluación positiva en la inspección técnica de vehículos.

Es más, si las autoridades detectan a un conductor circulando con el escape libre, éste se verá expuesto a una sanción. La multa puede llegar a los 600 euros según las últimas imposiciones del código de circulación, algo que debería alejar la tentación de circular de esta forma.