Para que un motor de combustión interna funcione de forma eficiente, requiere que el combustible que entra en el mismo venga acompañado de aire. De esta tarea es de la que se encarga el carburador, una pieza que lleva presente en los vehículos casi desde sus comienzos.

No obstante, en los motores más avanzados, el carburador comienza a desaparecer siendo sustituido por sistemas de inyección más avanzados, que también abordaremos aquí como principal alternativa mecánica en los motores actuales.

Índice:

El motor de combustión.

¿Cómo funciona el carburador?

Lo cierto es que el carburador tiene un funcionamiento realmente sencillo, aunque son muchas las piezas que intervienen en el conjunto que recibe tal nombre. El carburador convencional se presenta como una simple cámara por la que pasa el combustible antes de llegar a los cilindros del vehículo.

En esta cámara, a través de un sistema de válvulas que pueden regularse, se incluye también aire procedente del exterior del vehículo. El objetivo de ello es llevar el combustible acompañado de oxígeno al interior de las cámaras de explosión para que su combustión sea más eficiente de lo que lo sería la de combustible en solitario.

Esta tarea es una acción fundamental para que los vehículos puedan ser eficientes en la quema de combustible. Esa combinación con el aire permite que se pueda usar una menor cantidad de combustible para obtener los mismos niveles energéticos.

En definitiva, el carburador ha conseguido a lo largo de los años que el gasto de combustible se reduzca y con él, los niveles de contaminación, debido a una mayor eficiencia de los motores.

Ahora bien, los carburadores más antiguos están siendo reemplazados poco a poco por sistemas que son aún más eficientes como sucede con los de inyección electrónica que controlan la mezcla de aire y combustible de forma digitalizada.

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¿Cómo debe ser la mezcla de aire y combustible?

Los propietarios de vehículos con cierta antigüedad conocen perfectamente un componente conocido como estrangulador. Éste funciona alterando la proporción de aire y combustible que realiza el carburador. Pero, ¿por qué es necesario alterar la mezcla?

Durante el funcionamiento normal del vehículo, la mezcla y las proporciones de aire y combustible se mantienen invariables con el conocido factor lambda que sitúa los márgenes en 14,7 partes de aire en peso por cada parte de gasolina. Sin embargo, esa combinación solo funciona cuando hay condiciones ideales en la conducción, lo que no sucede siempre.

Por ejemplo, los vehículos necesitan a veces una mayor fuente energética para arrancar, especialmente cuando alrededor existen temperaturas muy bajas. En estos casos, el motor requiere lo que se conoce como una mezcla rica, en la que los niveles de combustible tienen que ser más altos de lo normal. Esto es lo que hacen los conductores que tienen el estrangulador en su vehículo, ya que al accionar éste se restringe la entrada de aire y se hace llegar al motor una mayor cantidad de gasolina.

También hay situaciones en las que la mezcla tiene que ser pobre. En estos casos, se aumenta la proporción de aire a través de las diferentes válvulas que están situadas en el carburador. Esta mezcla hace que el motor funcione gastando menos combustible, aunque se trata de una combinación que solo tiene usos muy concretos debido a que energéticamente no es tan potente como el resto de combinaciones que el carburador puede proporcionar.