Desde que en 1962 apareció el primer coche con turbocompresor, esta tecnología ha estado muy ligada a los motores de combustión interna. Sus ventajas son muchas, ya que permite rendir la misma o mayor potencia a los motores que cuenten con él, aunque tengan una cilindrada menor que otros que no presenten este componente.

De ahí la importancia de su uso, ya que, en términos de rendimiento, el turbocompresor permite que los vehículos se conviertan en modelos con una mayor eficiencia, lo que cuenta hoy con muchos detalles positivos.

Índice:

Turbocompresor

¿Cómo es y qué hace el turbocompresor?

Desde su aparición, poco ha cambiado la forma en la que se diseñan los turbocompresores. Son turbinas centrífugas que se accionan mediante un eje coaxial posibilitando el movimiento de una rueda interna que lo que hace es comprimir gases.

En el caso de los motores de combustión interna, el turbo toma el aire del exterior, que es el que está destinado a formar parte de la reacción química que permite la explosión en el interior del motor y que, por lo tanto, es fundamental para el movimiento de los vehículos.

Al introducir gases en el interior del motor a una mayor presión, la explosión que se consigue es más potente y requiere de una menor cantidad de combustible para producirse. Estos dos detalles son los que hicieron que el turbocompresor pasase a ser una pieza fundamental en vehículos con motor de combustión interna.

formación de conducción
Teórico
online gratuito

Las ventajas del turbo

Como hemos ido señalando, el turbocompresor cuenta con una gran cantidad de ventajas.

Al aumentar la potencia de forma mecánica, se hacen necesarias cilindradas más pequeñas para obtener los mismos resultados en términos de potencia.

Esto se traduce, en un primer momento, en un consumo de combustible mucho más bajo. La presencia de gases a altas presiones maximiza el proceso de combustión de los motores, por lo que es posible reducir al máximo la cantidad de combustible que entra en las cámaras de explosión de los mismos.

De esta forma, el vehículo rebaja sensiblemente su consumo total, algo que siempre es algo que las marcas fabricantes y los usuarios buscan en la medida de lo posible.

Otra ventaja que acompaña a la de un menor consumo es, evidentemente, la de emitir muchos menos gases contaminantes.

En un tiempo en el que las autoridades imponen serias restricciones para los motores que más contaminan, el turbo permite que los coches rebajen sus gases sin que los usuarios tengan que perder nada de potencia por el camino.

Asimismo, en la mayoría de países, los coches pagan impuestos en relación a su potencia. Por ello, con turbo, al necesitar una menor potencia, también tendrán que pagar menos impuestos en este sentido.

Turbocompresor

Fallos en el turbocompresor

Aunque no sea nada habitual que se produzcan fallos en el turbo, lo cierto es que sí pueden aparecer. Lo más normal es que esta pieza dé algunos síntomas antes de llegar a estropearse completamente, síntomas que el conductor debe saber reconocer.

El primero de todos es un aumento significativo del consumo de combustible. La mezcla, cuando el turbo falla, necesita de más combustible para llevarse a cabo, por lo que esto es algo que se nota rápidamente.

También hay que estar alerta ante la pérdida de potencia. Muchos vehículos con el turbo en camino de estropearse dejan de responder de forma adecuada cuando se necesita de su máxima potencia, algo que no puede perderse de vista en absoluto.