Alcohol y conducción - Riesgos y sanciones 🍺​

Hay que partir de un hecho: no hay ninguna cantidad consumida de alcohol que pueda considerarse como segura. De hecho, la única tasa de alcoholemia realmente segura para conducir es 0. Es cierto que las autoridades de tráfico dan algún margen para su consumo responsable, pero lo mejor es evitarlo por completo. Lee sobre las tasas de alcoholemia aquí.

Recientes estudios demuestran que el alcohol está implicado en aproximadamente el 50 % de los accidentes mortales que suceden en la carretera. Es fácil adivinar, por lo tanto, cuántas muertes se podrían evitar con el simple hecho de no consumir una sustancia realmente peligrosa para la conducción.

Hoy hablamos de alcohol y conducción.

Resumen:

Prohibición de beber al conducir.

La tasa de alcoholemia

Como hemos indicado en la introducción, las autoridades reconocen una tasa de alcohol permitida que se considera libre de riesgo para conducir o, al menos, que no es significativa en la merma de las capacidades necesarias para ponerse al volante.

La legislación actual marca que los conductores pueden alcanzar las siguientes tasas de alcoholemia en un control:

  • De 0,25 mg/l en aire respirado para los conductores ordinarios
  • De 0,15 mg/l en aire expirado en el caso de los conductores noveles y de los profesionales.

Los factores que influyen en la superación de esta tasa son muy variados. Por supuesto, la cantidad de alcohol consumida es importante, pero también lo es el peso corporal del consumidor, el que haya comido o no e incluso la velocidad a la que beba.

formación de conducción
Teórico
online gratuito

¿Cómo afecta el alcohol al comportamiento del conductor?

Como ya ha quedado claro, no hay tasa de alcohol segura más que la de 0,0. La única forma de evitar los síntomas que vamos a describir es mantenerse en una tasa de 0,0, aunque los problemas serán más graves cuanto mayor sea el nivel de alcohol en el organismo.

Estos efectos van desde el ámbito psicológico al fisiológico y no hay ninguno que pueda ser considerado como beneficioso para la conducción a pesar de que existan numerosos mitos al respecto.

Entre los primeros, los de índole psicológico, encontramos.

  • Que las personas que hayan consumido alcohol infravalorarán los riesgos generados en la conducción y tendrán una falsa seguridad en sí mismos, sobrevalorando sus habilidades al volante.
  • Asimismo, el sentido de la responsabilidad y la prudencia desaparecen poco a poco y, por el contrario, aumentan las conductas impulsivas y agresivas, conductas que siempre son sinónimo de peligro cuando se está a los mandos de un vehículo.

De la combinación de todo ello surge el perfil de un conductor impulsivo, capaz de cometer cualquier tipo de acción en la vía, por peligrosa que esta sea, y que se creerá capaz de evitar con su pericia cualquier peligro, todo ello fuera de la realidad. Por todo ello es por lo que se aplican las multas por haber bebido alcohol y coger el coche.

Conductor ebrio no puede conducir.

¿Cómo afecta el alcohol a las habilidades físicas?

El alcohol no solo afecta a la mente del conductor que lo consume y luego conduce, también tiene mucha importancia en el organismo, generando una serie de dificultades fisiológicas realmente peligrosas:

  • Por ejemplo, la vista se ve enormemente afectada. Hablamos de una disminución del campo visual, una peor percepción de luces y señales y una enorme fatiga visual que puede ser todo un riesgo a los mandos de cualquier vehículo.
  • Otro de los parámetros fisiológicos que se verán afectados será el de la psicomotricidad. Coordinar los movimientos, esencial para controlar un vehículo, es una capacidad que se deteriorará a una velocidad de vértigo con el consumo de alcohol.
  • Asimismo, el equilibrio se ve afectado provocando sensaciones de mareo e inestabilidad que se traducen en una conducción errática.
  • Todo lo anterior termina completándose con una lentitud en la capacidad de decisión que aumenta los tiempos de respuesta enormemente resultando muy peligrosa.