Las enfermedades que pueden afectar a la conducción

Hay enfermedades con las que las personas tienen que lidiar y que les incapacitan para hacer una vida completamente normal. Algunas de ellas llegan incluso a ser un problema a la hora de ponerse al volante.

Estas enfermedades son muy diferentes y pueden afectar al orden fisiológico y al mental, por lo que conviene siempre tener en cuenta las recomendaciones de los expertos médicos en salud para evitar problemas.

A continuación vamos a mostrar las más comunes mostrando los perjuicios que pueden causar a los conductores y el peligro que suponen en la carretera.

Resumen:

Certificado médico

Alergia y conducción

Las alergias son enfermedades que normalmente tienen poca importancia y a las que no tratamos de forma demasiado seria. Sin embargo, algunas tan simples como, por ejemplo, la alergia al polvo o al polen que tan común es en primavera pueden ser muy peligrosas en la carretera a la hora de conducir.

El motivo se encuentra en los síntomas: ojos llorosos, cansancio, estornudos frecuentes y debilidad corporal son situaciones que no son precisamente adecuadas para estar pendiente de la carretera mientras se conduce.

Los fármacos para la alergia (antihistamínicos), además, crean somnolencia, por lo que el problema puede agravarse incluso tratando la enfermedad con los clásicos antihistamínicos que se recetan.

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Estrés y conducción

El estrés, para la mayor parte de personas es algo momentáneo, que de hecho, se da en la carretera muchas veces (atascos, sustos, prisas...), pero hay quienes sufren de un estrés crónico.

El estrés crónico es algo que afecta mucho a la conducción, y sin embargo, rara vez se tiene en cuenta.

Las personas con estrés sufren un nivel de alteración mayor de lo normal, más nerviosismo y un tono muscular mayor; todo eso hace, en última instancia que presten menos atención a la carretera, sean más impulsivos y sopesen menos las consecuencias de sus actos, por lo que son un peligro para el resto de usuarios de la vía.

Conductor con amaxofobia

Amaxofobia y conducción

Las fobias psicológicas son cada vez más frecuentes en nuestra sociedad. Una de ellas, la amaxofobia, está directamente relacionada con la conducción y puede ser fuente de problemas. Dicho de forma muy simple, esta fobia es la que se ha conocido siempre como miedo a conducir y suele provenir de alguna experiencia traumática al volante.

El problema se encuentra cuando hay conductores que circulan con esta sensación de miedo. En esos casos, la ansiedad y el estrés harán que tomen peores decisiones y que circulen poniendo en peligro al resto de usuarios de la vía.

Por suerte, las terapias psicológicas actuales pueden poner freno a este tipo de fobia, por lo que conviene visitar a un profesional lo antes posible para evitar los problemas más comunes.

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Depresión y conducción

Las depresiones representan las grandes pandemias de las sociedades actuales e influyen directamente en la capacidad para conducir de varias formas.

En primer lugar, las personas afectadas por esta enfermedad tienen mayores problemas de concentración y de capacidad para tomar decisiones, algo peligroso en la carretera. Por otro lado, los conductores que inician un tratamiento con antidepresivos deben saber que éstos pueden generar problemas en la conducción durante las primeras semanas. Una vez pasadas dos o tres semanas, los síntomas desaparecen y el paciente puede llevar una vida normal que incluya conducir sin mayores problemas.

Conductor al volante

Anemia y conducción

Puede parecer sorprendente que la anemia tenga un espacio propio en este artículo sobre enfermedades que afectan a la conducción, pero lo cierto es que se trata de una enfermedad que puede acarrear problemas a los conductores.

La anemia es una falta de hierro y vitaminas en el organismo que puede llegar a convertirse en un problema severo si no se le pone freno.

En lo que se refiere a la conducción, los problemas vienen dados por la sensación de fatiga y mareo que se deriva de la anemia. Está claro que estos dos síntomas son tremendamente peligrosos cuando se está a los mandos de un vehículo, por lo que conviene evitar la conducción en las fases más agudas de la anemia. Aun así, hay algunas soluciones, como el detector de fatiga.

Por suerte, esta enfermedad se puede solventar en poco tiempo controlando los niveles de hierro y llevando una dieta completa.

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Epilepsia y conducción

La epilepsia afecta a muchas actividades, entre otras a la conducción. El motivo son las crisis epilépticas, aquellas en las que los conductores pierden el dominio de sus extremidades e incluso se quedan inconscientes.

Por supuesto, hay algunos consejos para evitar que esas crisis aparezcan durante la conducción, pero aun así los pacientes que sufren epilepsia tienen muchas limitaciones a la hora de conducir.

En cualquier caso, cuando estos conductores presentan un certificado médico de que su enfermedad está controlada, pueden conducir sin problemas, aunque con precaución.

Conductor con sueño al volante

Diabetes y conducción

La diabetes causa que los pacientes de dicha enfermedad tengan que renovar su carnet de conducir cada 5 años. El hecho de sufrir de diabetes hay que comunicarlo a la hora de hacer el examen psicotécnico, por lo que la DGT sabrá que un conductor padece de esa enfermedad, y se verá reflejado en la fecha de renovación de su permiso.

¿Y porqué esta enfermedad puede ser peligrosa en la carretera? Por la hipoglucemia severa, que es una bajada repentina del nivel de azúcar en sangre que hace que los conductores se mareen o pierdan el sentido.

Aunque también hay consejos para evitar los bajones de azúcar, los afectados por diabetes deben ir con mucho cuidado en la carretera.