¿Qué hay que saber sobre el liquido de frenos?

Los frenos de los vehículos están compuestos por un sistema hidráulico, ya que este es el que mejores resultados da a la hora de realizar la desaceleración de vehículos que circulen incluso a grandes velocidades.

El sistema es sencillo en algunos de sus aspectos, lo que no quita para que haya que prestar especial atención a algunas de sus partes. Una de las principales es el líquido de frenos, y es que su misión dentro del sistema hidráulico es capital.

Resumen :

El líquido de frenos.

Cómo actúa el líquido

Cuando un conductor presiona con cualquier intensidad el pedal del freno del interior del vehículo, su fuerza debe llegar rápidamente a los cilindros ubicados en las ruedas y pasar al sistema de frenado para que la velocidad pueda reducirse.

Esto se lleva a cabo a través de un circuito hidráulico en el que el líquido de su interior cobra una importancia realmente alta. Este líquido debe contar con una densidad, viscosidad y resistencia a las altas temperaturas adecuadas para poder formar parte de cualquier vehículo.

Asimismo, se trata de un elemento clave que hay que mantener controlado. Especialmente en sus niveles y en su estado de deterioro. Los motivos, que veremos más adelante, se centran en la eficiencia del frenado, ya que un líquido en mal estado puede llegar a ser muy peligroso.

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Aspectos clave del líquido de frenos

Como se ha apuntado, el líquido debe estar en perfectas condiciones para que pueda llevar a cabo su cometido, que no es otro que transmitir la fuerza desde el pedal al mismo freno del coche.

Para comprobar que esto es así, hay que estar pendiente a una serie de condiciones que son de suma importancia. La primera es el nivel del líquido. Para comprobarlo solo hay que abrir el capó del coche, buscar el depósito donde va el líquido y comprobar que este se encuentra dentro de los márgenes señalados en el mismo tanque.

Pero esto no es suficiente para asegurar que el líquido esté correctamente. También conviene comprobar que no está demasiado oscuro y su temperatura de ebullición. Esto último hay que hacerlo en un taller especializado, ya que se necesita de maquinaria especial y, además, manipular el líquido puede ser peligroso por su alto poder corrosivo.

No obstante, aún sin pruebas de que el líquido esté en malas condiciones, la sustitución por completo se debe llevar a cabo cada tres años aproximadamente. Esto puede variar dependiendo del tipo de líquido y de su calidad, por lo que el lapso de tiempo indicado debe tomarse como una cifra orientativa.

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Problemas por no cambiar el líquido

No sustituir el líquido de freno o no hacer caso a las pistas que señalan que este está en mal estado es algo que puede desembocar en numerosos problemas. Por ejemplo, la pérdida de eficiencia en el frenado terminará por aumentar la distancia necesaria para parar un vehículo con el peligro que ello conlleva.

De igual forma, un líquido en mal estado hará que todo el conjunto de frenos sufra un deterioro mayor. Esto se traducirá en averías en el mismo circuito del líquido y en los discos o tambores, ya que la frenada no será del todo eficiente.

Por todo ello, la sustitución del líquido de frenos es capital para conseguir unos óptimos resultados y para que la seguridad en la carretera no se vea comprometida de ninguna forma.

Pastillas del freno.